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No hace falta acudir a fuentes antiquísimas o a neopaganismos para encontrar brujas. El caso de Anne Boswell de Cornualles (1813-1906), conocida como "Abuelita Boswell", es uno de los más recientes y más impresionantes casos sobre brujería contemporánea.

En ella confluían dos grandes tradiciones: por una parte poseía un gran legado romaní que le venía de familia, pero por otro lado era una gran conocedora de las tradiciones mágicas córnicas. Y no sólo era famosa por las curaciones que realizaba, sino también por las maldiciones.
Y es curioso, porque cuando hablamos de personas como la abuelita, conocidas en inglés como la "cunning folk", no nos referimos a gente injustamente acusada de brujería, sino a personas que orgullosamente reconocían públicamente sus actividades. Y esto deja muchas anécdotas.
En cierta ocasión se encontraba emborrachándose en una taberna de Helston, como tenía por costumbre hacer. Era un día de 1906, el año en que fallecería. Pero esta no es una historia de taberna, sino de lo que ocurrió al salir de ella. Puesto que fue entonces cuando todo ocurrió.
Al salir de la taberna se encontró ante una maravilla tecnológica de aquel entonces: uno de los primeros automóviles de la historia. La abuelita se quedó perpleja ante el vehículo, ocupando la calle e impidiendo al conductor proseguir su camino. No era algo que se veía a menudo.
El conductor, enfurecido porque la mujer bloqueaba su camino, gritó e increpó a la anciana de muy malas maneras para que saliese de la carretera. Lo que no sentó nada bien a la abuelita quien, como buena bruja que era, no estaba dispuesta a dejar las cosas estar.
La anciana le devolvió los insultos a aquel hombre y maldijo a su automóvil. Dijo: "Esta máquina no llegará ni al final de la calle", tras lo cual volvió a entrar al establecimiento en busca de más preciado licor. Y el asunto podría haber quedado ahí, pero no fue el caso.
Aquel hombre no había continuado ni media calle cuando de pronto una de las gruesas varas de tensión del vehículo se partió limpiamente, dejando el automóvil inservible y necesitando de un caballo para remolcarlo hasta un taller. Cumpliendo así la maldición de la célebre bruja.
Lo cierto es que las cualidades de la abuelita Boswell eran buscadas para tratar maldiciones y enfermedades por medios poco ortodoxos, pero ocasiones como la relatada muestran la otra cara, la de un poder para realizar justamente lo contrario; maldecir y causar daño a voluntad.
Y es que en la brujería se encuentra un matiz oscuro innegable que muchas veces lleva al practicante a un empoderamiento a través de esa oscuridad; no entregándose a ella, como argumentaban los inquisidores, sino utilizándola como un aspecto más de la naturaleza.
Este es un elemento que rara vez se encuentra en manifestaciones neopaganas y modernas, pero que forma parte esencial no sólo de la brujería, sino de la realidad misma. Hay veces en las que mano derecha y mano izquierda se alternan y combinan. Y este es un buen ejemplo.
𝕰𝖑 𝕬𝖖𝖚𝖊𝖑𝖆𝖗𝖗𝖊
🕯️ Encrucijada sobre filosofía, antropología y folklore. 🗝️ Una iniciación para aquellos que buscan adentrarse en el Bosque Oscuro. 🐐 Dr. @Werwolfwitch
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