LA IMPORTANCIA CRUCIAL DE LA IGLESIA Somos de Cristo, salvos e hijos de Dios por la fe y el bautismo (Mc 16.16; 1P 3.21; Ef 2.8; Gá 3.26-29; Jn 1.12). ¿Y cómo nos viene la fe? Por la predicación (Ro 10.17; 1Co 1.21). ¿Y quién nos predica y bautiza? La Iglesia (Mc 16.15-16;

Mt 28.19; Hch 2.37-41; 18.8; 19.5). Si decimos que sólo necesitamos a Cristo, y nada más, entonces, ¿para qué edificó Cristo una Iglesia formada por hombres (Mt 16.18), a la cual envía con autoridad (Mt 18.18; Jn 20.21), en Su Nombre (2Co 5.20),

a predicar, bautizar y perdonar pecados para la salvación de todos los que creen? (Mr 16.15-16; Jn 20.21-23) Jesús dijo: "Quien a vosotros escucha (a la Iglesia), a mí me escucha; y quien a vosotros (a la Iglesia) RECHAZA, a mí me RECHAZA; y quien me RECHAZA a mí,

RECHAZA al que me ha enviado (al Padre)." (Lc 10.16) Es como una cadena: IGLESIA-CRISTO-PADRE Quien RECHAZA a la Iglesia RECHAZA a Cristo (Mt 10.40; Lc 10.16; Mt 18.17; 10.14; 1Jn 2.19), y quien RECHAZA a Cristo RECHAZA al Padre (Mt 10.40; Lc 10.16; Jn 13.20; 14.6;

1Jn 2.23; Jn 5.23; 2Jn 1.9). ¿Por qué? Porque Cristo se ha hecho UNO con Su Iglesia (Ef 5.31-32; 1Co 6.17; Mr 9.40). Por eso, hablar de la Iglesia es hablar de Cristo (1Co 6.15; 12.12), recibir a la Iglesia es recibir a Cristo (Mt 10.40; Jn 13.20),

oír a la Iglesia es oír a Cristo (Lc 10.16), ser bautizado por la Iglesia es ser bautizado por Cristo (Jn 4.1-2), ser perdonado por la Iglesia es ser perdonado por Cristo (Jn 20.23; Stg 5.15; 2Co 5.20), lo que ata y desata la Iglesia en la tierra,

es atado y desatado por Cristo en el cielo (Mt 16.19); ayudar a la Iglesia, es ayudar a Cristo (Mt 25.35-40), perseguir a la Iglesia es perseguir a Cristo (Hch 9.4), rechazar a la Iglesia es rechazar a Cristo (Lc 10.16),

separarse de la Iglesia es ser un anticristo (1Jn 2.18-19, 22), es carecer del Espíritu (Jud 19), es pecar y estar pervertido y condenado (Tit 3.10-11), es actuar según la carne (Gá 5.19-20) y por ende, no heredar el reino de Dios (Gá 5.19-21).

Porque si alguno no permanece en Cristo (en Su Cuerpo, Su Iglesia) es arrojado fuera, como los sarmientos, y se seca; luego los recogen, y los arrojan al fuego y arden (Jn 15.6).

FUERA DE LA IGLESIA NADA PODEMOS HACER La Iglesia, Cuerpo de Cristo (Ef 1.22-23; 5.23; Col 1.24), es Cristo mismo (1Co 6.15; 12.12), y separados de Cristo nada podemos hacer (Jn 15.5).

Esta tendencia que pretende separar lo que Dios ha unido es diabólica.

EL GRAN MISTERIO La Escritura nos enseña que la Iglesia, Cuerpo de Cristo (Ef 1.22-23; 5.23; Col 1.24), es Cristo mismo (1Co 6.15; 12.12). Este es el gran misterio: "Los dos se harán una sola carne. Gran misterio es éste, se lo digo respecto a Cristo y la Iglesia" (Ef 5.31-32).

"Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre." (Mt 19.6) A Dios sea la gloria en la Iglesia (Ef 3.21) y no separados o fuera de Ella (Tit 3.10-11; 1Jn 2.18-19; Jud 19).